These words of Jesus to his disciples in today’s Gospel come to us at an important moment in our journey as two parishes walking together as one family in Christ. Last year, on this same memorial of St. Junipero Serra, we began our partnership. We heard Jesus’ invitation: “Follow me wherever I go,” and we committed ourselves to this journey, not knowing would come.

Over this past year, we have gotten to know each other more deeply: through shared parish missions, ministries, and events, and begun to build bridges of trust. And today, as we celebrate our one-year anniversary, on this jubilee pilgrimage of hope, under the intercession of St. Junipero Serra, we now enter the very heart of our mission together, and we do so in this new beautiful Church of Vietnamese Martyrs, under the faithful witness of dozens of people who gave their lives for the Gospel in Vietnam. What unites us is the common love of Jesus.

Junipero Serra was a man who submitted his life entirely to the mission God gave him. At 56 years old – an age when most would settle into comfort – he left everything behind in Spain to travel across the ocean to Mexico, and from there to California. He walked thousands of miles to establish missions along the coast, bringing the Gospel to peoples who had never heard the name of Jesus. His motto was Siempre adelante! – “Always forward!” – no looking back, like Lot’s wife in our first reading, but fixing his eyes on God’s promise ahead.

Of course, we know his missionary activity was complex. There were human errors and colonial injustices that affected native peoples deeply. And yet, in the midst of human sin, God still works His saving plan. As the Church teaches in Evangelii Nuntiandi and Redemptoris Missio, the mission of the Church is to proclaim Christ with respect for cultures and with a heart rooted in love and justice. For us today, mission means not imposing but proposing: offering the saving love of Jesus with humility and joy.

Today’s Gospel reminds us that Jesus is in the boat with us. As we begin the next phase of Partners in the Gospel, it might feel like the winds are strong and the waves high. The prospect of change can be daunting, uncertain, but Jesus says to us: “Why are you terrified, O you of little faith?” Have faith. I am with you.

Holy Spirit Parish brings to our partnership its beautiful multicultural community and a church and chapel that lift our eyes to heaven. St. John the Baptist Parish brings a profound spirituality of stewardship, a culture of intentional discipleship, and a beautiful sense of being Church together. God is not asking us to leave behind our gifts, but to combine them, to become one body more radiant for His mission.

Like St. Junipero Serra walking the California coast, we tasked with the mission of walking the streets of Kent and Covington, bringing Jesus to every person we meet. The Second Vatican Council reminds us that “the pilgrim Church is missionary by her very nature” (Ad Gentes 2). Pope Francis says we must be a Church that goes forth, “a community of missionary disciples who take the first step” (Evangelii Gaudium 24).

Family, after one year of getting to know each other, the time has come to move forward. Siempre adelante. Always forward. Let us dream together of what God wants to do through us in south King County. Let us not be afraid of the winds or the storms, for the One who calms them is in our boat. We place our trust in Him, knowing that if we follow Him wherever He goes, He will lead us to new life, new hope, and a mission that will bear fruit for generations to come.

We entrust this next phase to Our Lady of Guadalupe, Mother of the Americas, and to St. Junipero Serra, apostle of the west, that we too may become true missionaries in Western Washington. Amen.

————ESPAÑOL———-

“¿Por qué tienen miedo, hombres de poca fe?”

Estas palabras de Jesús a sus discípulos en el Evangelio de hoy nos llegan en un momento importante de nuestro camino como dos parroquias que caminan juntas como una sola familia en Cristo. El año pasado, en esta misma memoria de San Junípero Serra, comenzamos nuestra peregrinacion. Escuchamos la invitación de Jesús: “Sígueme dondequiera que vaya”, y nos comprometimos a este camino, sin saber lo que vendría.

Durante este año, nos hemos conocido más profundamente: a través de misiones parroquiales compartidas, ministerios y eventos, y hemos comenzado a construir puentes de confianza. Y hoy, al celebrar nuestro primer aniversario, en esta peregrinación jubilar de esperanza, bajo la intercesión de San Junípero Serra, entramos ahora en el corazón mismo de nuestra misión conjunta, y lo hacemos en esta nueva y hermosa iglesia de Mártires Vietnamitas, bajo el testimonio fiel de docenas de personas que dieron su vida por el Evangelio en Vietnam. Lo que nos une es el amor común a Jesús.

Junípero Serra fue un hombre que sometió toda su vida a la misión que Dios le dio. A los 56 años – una edad en la que muchos buscarían comodidad – lo dejó todo en España para cruzar el océano hasta México, y de allí a California. Caminó miles de millas estableciendo misiones a lo largo de la costa, llevando el Evangelio a pueblos que nunca habían escuchado el nombre de Jesús. Su lema era Siempre adelante – sin mirar atrás, como la esposa de Lot en la primera lectura, sino con los ojos fijos en la promesa de Dios.

Por supuesto, sabemos que su actividad misionera fue compleja. Hubo errores humanos e injusticias coloniales que afectaron profundamente a los pueblos nativos. Sin embargo, en medio del pecado humano, Dios sigue obrando su plan de salvación. Como enseña la Iglesia en Evangelii Nuntiandi y Redemptoris Missio, la misión de la Iglesia es proclamar a Cristo con respeto a las culturas y con un corazón lleno de amor y justicia. Para nosotros hoy, la misión no es imponer, sino proponer: ofrecer el amor salvador de Jesús con humildad y alegría.

El Evangelio de hoy nos recuerda que Jesús está en la barca con nosotros. Al comenzar la siguiente fase de Partners in the Gospel, puede parecer que los vientos son fuertes y las olas altas. La perspectiva del cambio puede intimidarnos, generar incertidumbre, pero Jesús nos dice: “¿Por qué tienen miedo, hombres de poca fe?” Tengan fe. Yo estoy con ustedes.

La Parroquia Holy Spirit aporta a nuestra asociación su hermosa comunidad multicultural y un templo y capilla que elevan nuestros ojos al cielo. La Parroquia San Juan Bautista aporta una profunda espiritualidad de corresponsabilidad, una cultura de discipulado intencional y un bello sentido de ser Iglesia. Dios no nos pide dejar nuestros dones, sino combinarlos, para convertirnos en un solo cuerpo más radiante para su misión.

Como San Junípero Serra caminando por la costa de California, nosotros tenemos la misión de caminar por las calles de Kent y Covington, llevando a Jesús a cada persona que encontremos. El Concilio Vaticano II nos recuerda que “la Iglesia peregrina es misionera por su propia naturaleza” (Ad Gentes 2). El Papa Francisco dice que debemos ser una Iglesia en salida, “una comunidad de discípulos misioneros que toman la iniciativa” (Evangelii Gaudium 24).

Familia, después de un año de conocernos, ha llegado el momento de avanzar. Siempre adelante. Always forward. Soñemos juntos lo que Dios quiere hacer a través de nosotros en el sur del Condado King. No tengamos miedo de los vientos o de las tormentas, porque Aquel que los calma está en nuestra barca. Ponemos nuestra confianza en Él, sabiendo que si lo seguimos dondequiera que vaya, nos llevará a una vida nueva, una nueva esperanza y una misión que dará fruto para las generaciones futuras.

Encomendamos esta nueva etapa a Nuestra Señora de Guadalupe, Madre de las Américas, y a San Junípero Serra, apóstol del oeste, para que también nosotros seamos verdaderos misioneros en el oeste de Washington. Amén.